SEXO
No hay escenas sexuales ni erotismo narrativo: El contenido sexual no aparece como parte de una historia romántica o física, sino como parte de la crítica social al uso de las redes y la presión entre adolescentes.
Enfoque reflexivo y educativo: El autor utiliza situaciones comunes para denunciar cómo los jóvenes se ven obligados a actuar de cierta forma respecto al sexo para ser aceptados.
Presión social sobre la virginidad: Se destaca la idea de que el valor de una persona, especialmente una chica, se mide por su experiencia sexual o por ceder a la presión de grupo.
Sexo como medio de validación externa: El mensaje dominante es que el deseo sexual en redes se ha distorsionado hasta ser parte de una lucha por aprobación pública.
Tono crítico, no descriptivo: Las referencias al sexo son siempre con una intención crítica o de advertencia, no se romantiza ni se idealiza.
“¿Crees que si no has follado con tu pareja, entonces no es de verdad?”
“…porque tus amigos dicen que si no has tenido sexo aún, no vales nada.”
“Y al final acabó haciéndolo sin querer, solo por miedo a que la llamaran frígida.”
“Si no enseñas cacho, no tienes likes. Si no tienes likes, no existes.”
“¿Desde cuándo tener un cuerpo bonito es más importante que tener cerebro?”
LENGUAJE MALSONANTE
Frecuencia moderada, pero directa: El lenguaje malsonante aparece varias veces, mayormente en forma de exclamaciones, protestas o pensamientos internos.
Enfoque emocional o crítico: No se usa como parte del humor ni de forma gratuita, sino en contextos de denuncia, frustración o crítica a la sociedad y las redes sociales.
Presencia de vulgaridades intensas: Se incluyen expresiones como “mierda”, “cojones”, “putos”, y “qué coño”, sin eufemismos.
Tono informal juvenil: El lenguaje refleja con fidelidad el habla de los adolescentes contemporáneos, en tono rebelde, emocional y reactivo.