En esta cuarta entrega, Percy Jackson se enfrenta a una amenaza creciente por parte del titán Cronos, que planea invadir el Campamento Mestizo a través de un laberinto mágico. Percy, Annabeth y sus aliados deben adentrarse en el laberinto, una estructura viva y cambiante, para detener el avance enemigo. El libro introduce nuevas dinámicas emocionales, conflictos internos, y decisiones de peso para los jóvenes protagonistas.
El laberinto está vivo, cambia de forma y se comporta como una entidad mágica. Se utilizan conjuros, puertas encantadas, rituales antiguos y objetos con poder sobrenatural. El ambiente remite a un sistema de magia tradicional con fuerte carga simbólica. Todo enmarcado dentro de la mitología y entorno mágico.
El simbolismo mágico se intensifica con referencias mitológicas complejas que podrían confundirse con ocultismo real si no se explica su carácter ficticio.
El romance entre Percy y Annabeth cobra más fuerza. Se introducen celos y competencia emocional con la aparición de Rachel.
