Este primer volumen de la serie Marcus Pocus introduce al lector en un universo donde la magia se entrega a domicilio, literalmente. Marcus, un niño común, se convierte en repartidor de hechizos y se ve envuelto en aventuras mágicas dentro de un mundo oculto lleno de normas, agencias y objetos encantados.
Su atractivo principal es la imaginación mágica del mundo construido por el autor. Sin embargo, la constante presencia de hechizos, conjuros y estructuras rituales mágicas puede no ser adecuada para familias que desean evitar este tipo de simbolismo, aunque aquí se presenta con un enfoque lúdico, sin carga oscura ni espiritual.
